"Que un poco de algo te haga un bien no quiere decir que un mucho de ese algo te haga un bien mayor" me decía, de pequeño, mi madre. Mi madre no monopolizaba este conocimiento, y el "con moderación" suele acompañar las elegías al consumo de vino, cerveza, ejercicio, etc. Incluso cosas de las cuales necesitamos una cantidad mínima, como el agua y el dormir, en exceso pueden tener graves consecuencias para la salud.
Lo mismo pasa con las mejores y más ecológicas tecnologías: su empleo masivo puede tener efectos no deseados.
La generación eólica de electricidad es una atractiva alternativa ecológica a la generación eléctrica que se obtiene mediante la quema de combustibles fósiles. Es difícil que nadie e oponga a esta afirmación.
Sin embargo, generar energía de manera ecológica no es lo mismo que intentar utilizar fuentes ecológicas para SUBSTITUIR los 14.5 TW (12.500.000.000.000 W) de energía que en el 2006 se generó mediante combustibles fósiles (de un total de 16 TW de la energía que se consumió).
En ese año, la potencia mundial promedio de la energía solar, eólica y geotérmica (combinadas) fue de un 0.16 TW. Es decir que, en primer orden de aproximación, necesitamos multiplicar por cien la potencia generada por dichas renovables para sustituir la generada por combustibles fósiles. Un análisis un poco más optimista nos daría que sólo se tendría que multiplicar por sesenta.
Pero la utilización extensiva e intensiva de generadores eólicos para generar electricidad suficiente para nuestras necesidades industriales, de transporte y domésticas no es tan ecológica como podría parecer.
Cojamos, por ejemplo, uno de los primeros campos eólicos a gran escala, Altamont Pass, en California, que empezó a funcionar a principio de los años 80 y que consta de casi 5000 turbinas. A día de hoy es la región con mayor densidad de turbinas del mundo. Pues bien, durante años, dicho campo eólico fue el responsable de las muertes de, según las fuentes, entre 7000 y más de 10000 aves cada año (de ellas unas 1300 serían aves rapaces). Es decir, en sus treinta años, este parque eólico podría haber matado hasta un total de 300.000 aves.
Entre las víctimas de nuestra sed energética de origen ecológico se encuentran las Águilas Doradas (Aquila chrysaetos), halcones de cola roja (Buteo jamaicensis) y otras aves protegidas. Y su muerte se paga, aunque por ahora, en un ejemplo de aplicación de la ley con un doble rasero, los campos eolicos no han pagado multas. Si las pagaran, serían bastante caras. Por ejemplo, ExxonMobil (¿suena el nombre?) se declaró culpable en Agosto de 2009, y pagó 600 K$, por la muerte de 85 aves debido a sus actividades en varios estados de los EE.UU. Puede que se declarara culpable porque en Julio, PacifiCorp pagó 10 M$ por la muerte de 232 águilas en Wyoming. ¿Cuánto tendrían que pagar en Altamont Pass?
Volviendo a Altamont Pass, científicos, técnicos y políticos llevan años investigando maneras de reducir la elevada mortalidad. Se han cambiado las turbinas (ahora son más altas y las aspas se alejan del suelo), más separadas y erradicadas de localizaciones comprobadamente mortales. Y sin embargo la mortalidad de rapaces no ha disminuido. En razón de ello, las autoridades obligan a que la mitad de las turbinas se detengan un par de meses al año (en invierno), y luego la otra mitad se detiene los dos meses siguientes. Y con la obligatoria sustitución de los viejos aerogeneradores. Todo combinado, el retorno energético, económico y ecológico de estos campos es menor de lo esperado. Hay que hacer notar que el desarrollo de estos parques suele estar casi siempre programado desde un punto de vista comercial para aprovechar al máximo subvenciones públicas para la aumentar el porcentaje de energías renovables.
Las localizaciones óptimas de los campos eólicos suelen ser zonas de fuertes de corrientes de viento. Curiosamente, las mismas zonas que utilizan, en un impresionante ejercicio de eficiencia energética, muchas aves en sus increibles viajes migratorios. Por ellos, estos campos son cerrados durante los periodos de migraciones o, hoy en día, utilizan sistemas de radares para prevenir una mayor mortandad. Pero el problema no acaba ahí: Científicos en Europa (*) y Estados Unidos (**) han mostrado cómo la densidad de nidos de aves disminuye con la cercanía a turbinas eólicas.
La perdida de aves, y en particular las rapaces no es del todo anodina. En un mundo donde los predadores son menos y menos abundantes, las aves rapaces tienen un papel vital a la hora de contener la población de roedores. Sin control: invasión de ratas.
Debates y contra-debates. ¿Qué sabemos con certeza sobre la generación eólica a gran escala y su impacto ecológico? Casi nada:
"El desarrollo de la energía eólica representa un problema y una oportunidad en la preservación de la vida salvaje actual. Los problemas incluyen el largo tamaño y el emplazamiento de turbinas que representan un riesgo potencial a aves y murciélagos. Sin embargo, la infraestructura requerida para el mantenimiento de los campos eólicos - carreteras y líneas eléctricas aéreas, son potencialmente aún peores que las propias turbinas ya que esta infraestructura puede resultar en una extensiva fragmentación del hábitat y puede proporcionar vías de entrada para la invasión por especies exóticas. Hay una gran oportunidad de investigación para identificar las mejores y peores localizaciones de las turbinas. Desgraciadamente, hasta ahora,muy poca investigación sobre estos temas ha aparecido en la literatura científica, en comparación con la cantidad de documentos no publicados o bajo otras formas de literatura gris."
Y lo que es aún mejor, el impacto de la disipación de los vientos en el clima global:
"Responder a las necesidades energética del mundo futuro a la vez que limitan los problemas del cambio climático requiere el desarrollo a gran escala de tecnologías con bajas emisiones de los gases de efecto invernadero. La amplia disponibilidad de energía eólica ha desatado un substancial intrés en esta fuente de energía renovable. Sin embargo, su utilización a muy gran escala tiene un potencial impacto medioambiental, así como los problemas relacionados con la intermitencia de los vientos y la necesidad de reducir el costo de los generadores. Para investigar algunos de estos problemas, utilizamos un modelo numérico tridimensional del clima global para investigar los efectos asociados a la instalación de generadores elólicos desplegados en vastas áreas en tierra y mares. Utilizando suficientes turbinas para producir el 10% de la energía requerida en el año 2100, produciría un calentamiento global de más de un grado ..."
¿Cuál es la solución a todo este embrollo? Primero, que antes de hacer instalaciones a gran escala de parques eólicos se requiere el estudio multidisciplinar de su coste, productvidad e impacto. Y segundo, que debemos mentalizarnos (ciudadanos, gobiernos y empresas) que, con el fin de las fuentes fósiles, no podremos nunca generar la misma cantidad de energía como la que estamos acostumbrados. Con ello quiero decir que se acaba el trabajo bien remunerado para todos, las oportunidades en cada esquina, la provisión continua de comestibles, el altísimo grado de seguridad ciudadana que hemos disfrutado en las últimas décadas. En definitiva, se acaba el chollo.
(*) Leddy, K. L., K. F. Higgins, and D. E. Naugle. 1999. Effects of wind turbines on upland nesting birds in conservation reserve program grasslands. Wilson Bulletin 11:100–104.
(**) Osborn, R. G., K. F. Higgins, R. E. Usgaard, C. D. Dieter, and R. D. Neiger. 2000. Bird mortality associated with wind turbines at the Buffalo Ridge wind resource area, Minnesota. American Midland Naturalist 143: 41–52.