"Hay muchos ejemplos de lo contrario, de alterar el orden natural para favorecer al hombre que resultan ser perjudiciales para el hombre. Pero no se nos deben caer los anillos por tratar de modificar el orden natural en nuestro provecho. El hombre es la medida de las cosas el standard de lo que es bueno o malo, y no los pingüinos."
En esta frase hay tres elementos que me gustaría comentar:
1. Existe un orden natural el cuál puede modificarse para nuestro provecho.
2. El hombre es la medida de lo que es bueno y malo.
3. Podemos pasar sin los pingüinos.
Hoy comento sobre el primero:
Hablar de "Orden Natural" tiene un cierto eco del "Diseño Inteligente": todo en la naturaleza tiene una utilidad y, como el hombre fue creado por Dios para reinar en la tierra, todo este orden natural sólo existe para sostener al hombre en su privilegiada situación. Nada más lejos de la realidad.
Todo ser vivo (en su búsqueda de alimento, cobijo, lugar donde deponer sus deshechos y estrategias de reproducción) modifica su medio ambiente y, si posible, lo hace para su provecho. ¿O es que alguien se piensa que cuando un castor hace una de sus presas, lo hace con el consenso de todo el ecosistema local y del que está río abajo?
Paseando una plácida tarde por un bosque, siguiendo el curso de un río, hice notar a mis compañeros el dramático espectáculo que teníamos delante (que yo, para tocar la moral, me pinto solo). A la izquierda, flores azules, a la derecha, flores blancas. En medio, una guerra sin cuartel, feroz y cruenta, desarrollada a un ritmo de tiempo impensable para los seres humanos, en la que esas flores, azules y blancas, intentaban, por todos los métodos a su alcance (estrategias en la dispersión de semillas, densidad y profundidad de sus raíces, estrategias en la absorción de luz solar, absorción de nutrientes y agua del suelo y, lo doy por seguro, emisión de sustancias químicas en el suelo), invadir el terreno de la otra especie de flor.
Lo que parece un orden natural no es nada más y nada menos que una continua guerra total en el que cada segundo que pasa, todas las especies ponen todo su empeño en modificar el medio ambiente a su favor. Y si una de ellas, por lo que sea, se hace dominante durante demasiado tiempo, acaba con todo. Aunque sea en perjuicio propio (caso típico de anoxia por la proliferación de un único tipo de alga en charcos, lagos o lagunas).
¿Por qué nos da la impresión de un "equilibrio natural"? Porque hay tantas especies (y tan pocos individuos de cada especie) que lo que una especie en un nicho ecológico modifica en una dirección, otra especie (en otro nicho ecológico) la puede modificar en dirección contraria. Y si no, el éxito de los castores un año, se traduce en el festín de lobos, osos y otros predadores un par de años más tarde. La guerra no está en tablas. Nunca lo ha estado. Si vuelvo a ese bosque en treinta años (si los promotores urbanísticos lo han permitido, y me acuerdo de dónde era) encontraría una distribución geográfica de flores azules y blancas diferentes de la que vi esa plácida tarde de primavera. Pero no porque compartan graciosamente el territorio.
Como digo, en estas guerras se emiten sustancias químicas y desechos de todo tipo. Con el curso de los millones de años, algunas especies han sobrevivido por ser capaces de aprovecharse de ellas. En una selva tropical, poca fruta podrida (con sus simientes) se ve por los suelos. Se recicla rápidamente. Las bostas en el campo, rezuman de un grado de actividad incomparable con la que se puede observar medio metro más allá. El cadáver de una ballena en un fondo marino arenoso se convierte en un oasis de vida que atrae especies lejanas que no podrían sobrevivir en ese mismo fondo. Las setas se aprovechan del suelo ácido provocado por los pinos.
Pero aquí llegan el señor y la señora humanos y, acompañados de sus perros, se multiplican y modifican el "orden natural". Como todo ser vivo, intentan monopolizar los recursos. Hasta ahí nada que no haya visto antes una biosfera más vieja que Matusalén. Es con la explosión demográfica provocada por la explotación de combustibles fósiles que, en los dos últimos siglos y medio, el impacto humano empieza a tomar los tintes dramáticos de una proliferación de algas o de células cancerígenas. Pero no únicamente por la brutal presión demográfica, sino también por el tipo y la cantidad de sustancias, completamente nuevas, que vertimos al mundo, ya sean debidas a nuestras actividades industrales o a nuestra vida diaria.
Por ejemplo dos líneas de investigación: la concentración de contaminantes en cachalotes y el efecto de la cafeína en el blanqueamiento de los corales.
En un proyecto que duró 5 años, con un presupuesto de 5 M$, realizado por la organización Ocean Alliance, se tomaron muestras de la piel de 955 ballenas. Dichos tejidos fueron luego estudiados y analizados por un experto en toxicología marina. Los resultados muestran una elevada concentración de cadmio, aluminio, cromo, plomo, plata, mercurio y titanio en los tejidos de estas criaturas. En los cachalotes, los niveles de mercurio encontrados en la piel han sido de hasta 16 partes por millón. Pescados conocidos por su alto contenido en mercurio, tienen concentraciones del orden de 1 parte por millón. Los Cachalotes, al igual que el ser humano, ocupan la parte alta de la cadena trófica, y absorven los contaminantes y los pasan a la generación siguiente por medio de la gestación y amamantamiento de las crías. En este proceso, las madres se liberan de un cierto porcentaje de las sustancias tóxicas acumuladas a lo largo de su vida y se la pasan a la generación siguiente. A cada generación, la concentración de sustancias tóxicas es más y más elevada.
Roger Payne, presidente de Ocean Alliance, denuncia:
"Cuando trabajas con una sustancia química sintética que nunca antes ha existido en la naturaleza y la encuentras en una ballena que viene del Ártico o el Antártico, te das cuenta que el hombre la fabricó y que le llegó hasta la ballena."
Las sustancias que más sorprendieron. Los niveles de cromo y de aluminio. En las ballenas, los niveles de cromo eran más altos que los niveles necesarios para matar células en el laboratorio.
Las consecuencias para la salud humana ... nadie las conoce. Eso sí, las mujeres embarazadas saben bien que deben abstenerse de comer ciertos pescados. Pero, ¿lo que no es bueno para una mujer embarazada es bueno para el resto de nosotros?
La segunda línea de investigación tiene que ver con un acto tan común como tomarse un café. El promedio de consumo de cafeína es de unos 70 mg/persona/día y hasta un 3% se excreta directamente. Los tratamientos de depuración no pueden eliminar toda la cafeína vertida, la cual se vierte en ríos y mares. La vida promedio de la cafeína es tan elevada que se usa como trazador de las aguas residuales de origen humano. Sólo en el Condado de Orange, cada día se vierten 35 kg de cafeína. El grupo de Kelly Pollack, de la Universidad de California, empezó a investigar los efectos de la cafeína en algas coralinas. Las algas fueron cultivadas en agua marina natural antes de ser tratadas con cafeína por un periodo de 3-5 semanas. En todos los tipos de alga estudiada, la cafeína suprimió el crecimiento de las algas. Uno de los resultados más relevantes es que la presencia de cafeína exacerba los efectos que las altas temperaturas tienen sobre el coral. Así que es probable que la cafeína sea una de las causas, combinada con el aumento de la temperatura, del blanqueo de los corales.
La moral de la historia no es que hay que dejar de tomar café por la mañana. Sino que somos muchos tomando café cada mañana. Y cuando somos tantos, hasta los actos más simples pueden conllevar consecuencias impensables.
Genial, como siempre, Quim. Ahí además la has clavado: el comportamiento del hombre es el mismo que el de cualquier otra especie; simplemente, ha tenido demasiado éxito, y si no es más inteligente su final será el de cualquier otra población que tiene demasiado éxito, como la marabunta, las langostas, los lemmings o las algas. Espero que seamos capaces de hacerlo mejor que un organismo unicelular
ReplyDeleteSalu2.
El comportamiento del hombre no se puede generalizar en este sentido. Hay muchos modelos de sociedad, que aunque minoritarios, sí han conseguido un relativo equilibrio con el entorno. Hasta ahora, el precio de ese equilibrio es la falta de complejidad...
ReplyDelete...Vaya, mi hijo mayor se ha despertado de la siesta...
En mi opinión, la única manera de superar el comportamiento "unicelular" que nos está llevando al final del "chollo" pasaría por aprehender que nosotros formamos parte del Sistema Tierra y que no somos una especie exterior a este sistema. Actualmente el occidental urbanita medio considera nuestro planeta como un descomunal pedrusco con un gran charco de agua que se desplaza dando vueltas por el espacio sideral. Es decir, existe la visión de que estamos intrínsecamente separados del Sistema Tierra y por eso lo consideramos como un simple reservorio a explotar para nuestra conveniencia. No percibimos las profundas interrelaciones que tenemos con el planeta y hasta hemos olvidado que nosotros mismos somos en el sentido más literal la misma Tierra. La Tierra no es ese pedrusco con mar. La Tierra también soy yo puesto que nací de ella, soy el producto de la evolución de ciertos compuestos orgánicos sintetizados hace miles de millones de años. Todo esto la gente lo sabe pero no lo tiene interiorizado, aprehendido. En el fondo persiste la idea del pedrusco y yo aprovechándome de él. Cuando globalmente se cambie este paradigma y nos sintamos parte del Sistema, esta visión "unicelular" probablemente desaparecerá.
ReplyDeleteSé que todo esto tiene un tinte un poco New Age, pero ahora resultará que no iban tan desencaminados. Si le quitas todo el tema del sincretismo espiritualista, la intuición que tuvo este movimiento en lo referente a nuestro planeta creo que es esencialmente correcta.
IMO, of course.
Roger O.
Te has despachado a gusto, eh?, si lo se no pongo lo de los pingüinos (me da que he desastado la "ira de Quim" con ese comentario frívolo). Atención bloggers, si escribís un comentario subidito de tono y no tenéis respuesta ... Preparaos para lo peor!, seréis blanco de un post unlterior (o una serie)
ReplyDeletePor puntualizar alguna cosa: no, no pretendo hacer un eco del diseño inteligente (no creo en esas cosas) al mencionar el orden natural, mas bien lo que quería decir iba en la línea de "la naturaleza para ser gobernada ha de ser obedecida", es decir que hay principios y leyes naturales que actúan por encima de todo. Por ejemplo, tienes que reconocer y someterte a la ley de la gravedad para poder volar.
Es en ese sentido en el que se debe interpretar esa primera disección de mi comentario. Por tanto si, coinicido con una interpretación que puede hacerse de tu post, en el sentido de que para gobernar la naturaleza (conseguir un provecho genuino de ella) hay que tener en cuenta las consecuencias de nuestras acciones, también las no deseadas y las impensables
No has aprendido nada, pequeño Padawan. ¿Aprovecharse de la Naturaleza? Sigues sentado en el pedrusco, como diría Roger.
ReplyDeleteRoger,
ReplyDeleteestoy completamente de acuerdo. Y es curioso que últimamente he oído a más de uno decir este "si ya me lo decían, y ahora va a resultar que tenían razón". Y es que este sistema tiene algo de hipnótico.
David,
ReplyDeletegracias por tu comentario. Por supuesto que este no era un post contra los humanos, sino contra el no detenerse por parte de unas sociedades particulares a pesar de las pruebas abrumadoras que sus impactos contra el medio ambiente son globales y peligrosos.
Hank,
ReplyDeletehombre, lo de los pingüinos fue un disgusto. Eso no se hace, que a mi edad, la presión arterial empieza a hacer unas jugadas ...
Quim,
ReplyDeleteYa lo siento. Te envio un vinculo para que veas que voy de buena fe. Sigue con salud.
http://www.youtube.com/watch?v=V3sM5p8EXiY