Wednesday, July 14, 2010

Abel y el perro de Caín

Para mí (cada uno tiene el suyo), uno de los mayores misterios de la historia de la humanidad (Homo Sapiens Sapiens, HSS) concierne a la desaparición del Hombre de Neandertal, acaecida hace unos 30.000 años.

Generalmente, se dan tres explicaciones posibles:

  1. Genocidio – en un cruel paralelismo al asesinato de Abel por su hermano Caín.
  2. Sustitución – en la que una mayor ventaja evolutiva propició la paulatina desaparición de unos competidores menos adaptados a un medio ambiente en continuo cambio.  
  3. Asimilación – en la que ambas especies llegaron a convivir dando lugar al hombre moderno.

    Dando un vistazo a los modernos humanos alrededor mío, no me sorprendería que las tres causas se hayan combinado. No dudo de la presencia, hace unas cuantas decenas de millares de años, de fanáticos obcecados, cuyo principal objetivo en la vida fuera el de exterminar aquellas criaturas medio humanas y medio primates (más adelante explico que esto en vez de ser un insulto es un honor). No dudo de batallas apocalípticas en las que armas primitivas se utilizaron para exterminar. También imagino comunidades enteras de Neandertales que, bien expulsadas por persecuciones sangrientas o por temor a los recién llegados, se retiraron a parajes menos aptos para su supervivencia. Pero con la misma facilidad me imagino primitivos comerciantes y emprendedores enriqueciéndose (como rico se podía ser en esas sociedades) gracias a los tratos comerciales entre ambas especies. También me imagino antepasados nuestros abiertos a la diferencia con los que Neandertales vivían codo con codo.

    Sea como fuere, el humano que esto escribe es, estadísticamente, 99% HSS. Así que cabe preguntarse qué hizo que nuestra especie (HSS) fuera mejor dotada a efectos de supervivencia.

    No habría error más grande que el imaginar el Neandertal como un ser frágil. Como dijo Juan Luis Arsuaga, director de las excavaciones en Atapuerca, ver acercarse a la carga, a cinco o seis corpulentos Neandertales debió de ser un espectáculo que habría amedrentado al carnívoro más audaz. Por el contrario, nosotros, descendientes de los HSS, tenemos un cuerpo más fino, una cabeza más pequeña (pero mayor relativamente a nuestro cuerpo), y unas facciones más suaves y afeminadas. También jugamos. Jugamos mucho.

    Pocas especies comparten esa característica de que las ganas de jugar no se pierden con el paso a la edad adulta. Delfines y perros también juegan aún siendo adultos. Y los zorros domesticados (de un experimento ininterrumpido que inició el doctor Dimitri Belyaev en 1959). De hecho, se puede decir que hombre y perros son niños permanentes (técnicamente se han  neotizado. Es decir, son animales que no maduran nunca). Un perro adulto se comporta más como un lobezno que como un lobo adulto. Lo mismo pasa con un ser humano. Se comporta más como una cría de primate que como un primate adulto. Es decir, el nosotros, HSS, presentamos evidentes características propias de un animal domesticado.

    ¿Y quién domesticó a nuestros ancestros? Pues nadie otro que ... el perro. Es decir, durante el proceso de domesticación del perro, el HSS sufrió a su vez transformaciones biológicas que, a la larga, beneficiaron su capacidad de supervivencia.


    Hay que desterrar esa creencia de que el hombre domesticó al perro hace 14.000-15.000 años (cuando el HSS ya era un humano moderno) basada en el estudio de restos arqueológicos (esa estimación tiene un problema y es que, hasta no hace mucho, los arqueólogos tiraban los huesos de perro que encontraban). En un claro paralelismo con Lucy, recientemente se ha estudiado el fósil de un perro domesticado en la cueva Goyet, en Bélgica, que vivió hace unos 31.000 años. Más aún, los estudios genéticos muestran que el perro se separó del lobo, hace más de 100.000 años. Si estas estimaciones fueran correctas lobos y HSS estaban juntos cuando el HSS apenas había evolucionado del Homo Erectus. 


    Cuando lobos y humanos empezaron a cohabitar, los humanos vivían en pequeñas comunidades humanas en las que es probable que no existiera aún el lenguaje. Es decir, lobos y humanos podrían haber empezado a coevolucionar en condiciones mucho más equilibradas entre ellos que las que hay hoy en día. Con esta cohabitación los humanos aprendieron a vivir como lobos. Por el análisis de las maneras de vivir de los primates, se puede deducir que los lobos cazaban en grupo, los humanos no. Los lobos tenían complejas estructuras sociales complejas, los humanos no. Y mientras la principal relación entre chimpancés es la paternofilial, los lobos pueden haber proporcionado el concepto de amistad entre individuos del mismo sexo y sin relación familiar. Y el concepto de amistad es brutalmente beneficioso para sobrevivir, ya que promueve el intercambio de ideas. Los lobos son territoriales, los primates no. Muchas cosas que hacemos y que no hacen los primates, son cosas de perros.


    Además el perro proporcionó al Homo Sapiens Sapiens otra ventaja evolutiva al servir de vigía, de guardián, y de ayuda en la caza. Pero el descubrimiento más brutal ha sido que la domesticación del hombre modificó el cerebro humano. Cada vez que una especie se domestica, se reduce su cerebro. Lo que llama la atención a los especialistas es la parte del cerebro que fue reducida. En resumen, hombres y perros coevolucionaron para tomar papeles complementarios: los humanos tomaron las tareas de organización y planificación y los perros las tareas sensoriales.


    La guinda ... los Nenandertales no tenían perros.


    ¿Y que tiene que ver todo esto con el petróleo? Seguro que algo.

    Los Neandertales estuvieron en la faz de la Tierra durante más de medio millón de años y dejaron las mismas huellas que muchos otros grandes depredadores. Nosotros llevamos menos de la mitad y estamos en posición de modificar la Tierra y su clima en una magnitud que ninguna otra especie lo ha hecho en los últimos millones de años. Y puede que todo ello haya sido por la asociación con el perro. Con ella, y tras provocar la extinción del Hombre de Neandertal, el hombre se precipitó a una furiosa carrera para dominar el mundo provocando una revolución neolítica, el descubrimiento de la escritura, la concentración de la riqueza, la centralización del poder político, dos revoluciones industrial, una segunda revolución agrícola y la sobre-explotación de los combustibles fósiles.


    Somos una especie que no ha madurado y que no respeta nada. Ante nuestros ojos, cualquier hombre o mujer Neandertal serían todo lo hombre y mujer que nosotros aspiramos a ser. Con esta falta de respeto destruimos y agotamos todas las reservas del planeta (agua, combustibles, tierras, etc.) para nuestro beneficio inmediato. 


    Pero ello está a punto de cambiar. En nuestra ciega carrera, vamos a provocar que las generaciones que nos sigan maduren a palos. Si pudiéramos ver sus melancólicos ojos en el futuro, veríamos una silenciosa pregunta de por qué los hemos dejado sin el tesoro de unas materias primas irremplazables.

    Para acabar, en la que se presume turbia etapa de decrecimiento que se avecina, ¿preferirías que tus familiares vuelvan a casa al atardecer solos o ... acompañados por un perro? 


    9 comments:

    1. Buenísimo el post, he aprendido un montón de cosas. Particularmente, la idea de que el perro domesticó al hombre me parece muy atractiva. Es una simbiosis de consecuencias increíbles. Por demás, si en el fondo aspiramos a ser los neandertales que no pudimos ser, esto podría explicar en parte las estúpidas pulsiones latentes de tanta gente. A mí me afecta menos porque, como todo el mundo sabe, soy bastante neandertal ;)

      Falta por analizar el tema de la huella ecológica de los perros, cosa que surgió en el post sobre fusión nuclear (!!!!) de mi blog, valorando también costes de oportunidad (ventajas de los perros vs su impacto). Estaremos atentos.

      Salu2.

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    2. Felcitats Quim per l'artícle, una visió molt original sobre el tema.

      Roger O.

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    3. En una palabra: GUAU! Enhorabuena por el excelente post y la próxima me lo pensaré dos veces antes de sugerir que nos comamos a los perros.

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    4. ¿Comernos a los perros? Chinos y Coreanos lo hacen. Y parece que les va bien. Gracias por el link. Me lo leo a ver ...

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    5. sí, pero allá en el Oriente lo tienen en su dieta desde tiempos inmemoriales, sin embargo, el libro al que se refiere el artículo plantea como camino hacia la sostenibilidad el prescindir de mascotas argumentando que la huella de carbono de un perro es superior a la de un todoterreno, incluyendo la energía empleada para fabricarlo.

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    6. Muy buena e interesante la parte inicial del post ... Después ya no puedo estar deacuerdo

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    7. Ah... Hank, ¿podrías darle la vuelta a tu flamante i-Pad y escribir algo más? Ser más específico, vamos, contarnos por qué no estás de acuerdo (peor, por qué NO puedes estar de acuerdo, que suena a censura o prohibición). Vuelve tus ojos a nosotros, los desipadados...

      Salu2.

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    8. @Hank,

      como te puedes imaginar, un licenciado en físicas no llega sólo a estas conclusiones. Las informaciones salen de dos libros:

      The other end of the leash. Why we do what we do around dogs. By: Patricia B. McConnell, PhD. Un libro que analiza el comportamiento de dos especies (humanos y perros) como versiones juveniles de primates y lobos.

      Interpretar a los animales. Por: Temple Grandin. Según la contraportada la autora une treinta años de estudio de los animales con sus agudas percepciones de autista y ve lo que no pueden ver otros. Compara a los animales con los sabios autistas, afirmando que los animales pueden serlo de hecho.

      El primero es muy bueno. El segundo, genial. Para hacerse una idea del tipo de información en el segundo libro: la autora se dedica profesionalmente al diseño de mataderos. Uno de sus clientes: McDonalds.

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    9. Excelente aportación y muy interesante.

      Como siempre las teorías ortodoxas suelen ser antropocéntricas, "nosotros evolucionamos" "nosotros domesticamos" nosotros todo...

      Luego vienen las teorías novedosas (y mal vistas) cómo ésta y zas, responden interrogantes, conductas y situaciones que son tan obvias que las conocemos pero nunca tomamos en cuenta.

      Me gustó especialmente por sencilla y lógica, una especie no se relaciona con otra sin ser influenciada a su vez por ella

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